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martes, 30 de agosto de 2016

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Un 1° de septiembre histórico CARLOS E. AGUILERA A. / CAREDUAGUI@GMAIL.COM / @_TOQUEDEDIANA 30 DE AGOSTO 2016 - 12:01 AM “Cualquier partido que se forme, ha de ser a base de los principios democráticos. De allí, pues, la diferencia de encontrarnos al espontáneo servidor de la democracia en la formación de una agrupación política de gobierno. Es demasiado el incentivo que tiene el cargo público, es demasiado el incentivo que tiene el favor superior del poder, para que no pueda arroparse con un manto de democracia quien tiene de todo, menos de demócrata”. Andrés Eloy Blanco No se puede decir que se vive en democracia cuando desde el poder se vulneran los derechos humanos, coarta la libertad de expresión y de prensa, expropian empresas privadas, privan de la libertad a personas que los adversan políticamente, y pisotean la Constitución Nacional a su libre albedrío y antojo. Quienes detentan el poder desde hace casi 18 años, en nombre de una falsa revolución socialista y a mala hora llamada bolivariana, en su empeño por cerrar el camino a los ciudadanos, restringen a más no poder todas las vías de la alternabilidad, diálogo, paz y convivencia nacional. “Todo ser humano, sea cual fuere su origen cultural o histórico, sufre cuando lo intimidan, encarcelan o torturan (…), expresó Dalai Lama, en Nueva York en abril de 1994, y agregó que por ello debemos insistir en un consenso mundial, no solo en lo que se refiere a la necesidad de respetar los derechos humanos en todo el mundo, sino también en cuanto a la definición de esos derechos (…) puesto que en la naturaleza intrínseca de todo ser humano está el anhelo de libertad, igualdad y dignidad, y tiene idéntico derecho a satisfacerlo”. Es difícil contestar al poder irracional, porque su irracionalidad es su dogma. Así lo demuestra el régimen chavista-comunista cuando pretende acabar con los partidos políticos y movimientos cívicos, y hace alarde de autoridad para seguir sosteniéndose autoritariamente, renegando la crítica y la contestación, y para ello cuenta con una justicia domesticada que se tornó servil, así como los otros poderes CNE, Defensoría del Pueblo, Contraloría, Fiscalía General de la República y FAN. El papel de contrapoder de los medios de comunicación pretende minimizarlo, y es objeto de persecución y para ello cuenta con leyes injustas, jueces venales, y la aquiescencia del TSJ. La historia juzgará el inmoral comportamiento de quienes entendieron que esta es una batalla más de la prensa ante el poder, como lo ha hecho de manera valiente otrora con otros tiranos. La victoria siempre estará del lado de los que difunden y buscan la verdad, y no de aquellos que impiden su difusión censurando toda forma de expresión crítica, todo cuanto pretende darle sentido a la libertad y a la democracia. En una verdadera democracia es necesario que exista una mayor coherencia entre el interés popular y la respuesta de un gobierno, en cuanto a las propuestas de un pueblo que anhela mejorar sus condiciones de vida y no con la constante amenaza, como cuando el verdugo espera bajar la guillotina en el patíbulo, en el momento en el que se le imparta la orden. Un pueblo no puede jamás estar sometido siempre bajo improperios, insultos, agravios, descalificaciones y exclusiones, que a diario y con cualquier pretexto vocifera quien se rasga el pecho afirmando ser un demócrata y convencido amante de la paz, sosiego, tranquilidad y amor de sus gobernados, con el puño cerrado y en alto, contraseña propia del fascismo del que tanto reniega y acusa a la oposición. Ignora Maduro que no gobierna solo para un determinado grupo político o para su facción comunista, sino para todo un pueblo, indistintamente de su ideología política, posición o naturaleza. En otros países en donde se ejerce auténticamente la democracia y existe la independencia de poderes, los pueblos se pronuncian abierta y públicamente en calles, plazas y lugares públicos sin restricciones de ninguna naturaleza, y sin la amenaza constante de miembros de las fuerzas armadas. Por tanto, los actos populares que el pueblo venezolano viene realizando desde hace tiempo en lugares públicos, debe hacerle entender al régimen socialista, marxista, y por ende comunista, que la Constitución Nacional en su artículo 332 reza textualmente en uno de sus apartes: “El Ejecutivo Nacional, para mantener y restablecer el orden público, proteger al ciudadano o ciudadana, hogares y familias, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales de conformidad con la ley, los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil y respetarán la dignidad y los derechos humanos, sin discriminación alguna”.El populismo y la demagogia puesto de manifiesto recurrentemente por Maduro, Cabello, Rodríguez y su entorno, le causa enorme daño a la democracia, y para contrarrestarles es necesario buscar alternativas como las manifestaciones, marchas y convocatorias, que el gobierno está obligado de acuerdo con la propia carta magna, a respetar así como sus derechos inalienables a la vida, libertad y a la propiedad. En su afán de perpetuarse en el poder, niegan toda competencia a la Asamblea Nacional, a cuyas autoridades descalifican y entorpecen su legitimidad, y como consigna que sus conmilitones camaradas repiten cansonamente a diario, le endilgan el remoquete de fascista, cuya clave es su orientación nacionalista, y constituye el pretexto para orientar toda la actividad social, deviniéndose en totalitario, es decir, interviene en todos los aspectos de la vida nacional y de las personas. En otras palabras, de autores de este desaguisado o entreverado cobijado bajo una supuesta revolución, pasan a convertirse en reos de su propio delito. Mussolini lo definió: “Todo en el Estado, nada contra el Estado”, en tanto que Fidel Castro dijo: “Dentro de la revolución, todo, contra la revolución nada” y el extinto Chávez afirmó: “Dentro de la Constitución todo, sin la Constitución nada”. Qué irónica coincidencia la de estos tres personajes. El refranero popular reza: “El mismo mono con diferente cachimbo”, pero el propósito es el mismo: eternizarse en el poder.Conviene recordar que el Estado fascista recurre a todas las artimañas para controlar la economía: proteccionismo, salvaguardias, direccionamiento del crédito, planificación central, prebendas, regulación salarial, manipulación monetaria (tipos de cambio) y limitación a la libre actividad económica, entre otras razones, en procura de un proyecto que califican de nacionalista, en el que algunas empresas privadas son toleradas en la medida en que se acomodan a la voluntad de los autócratas. La monomanía del régimen chavista-madurista-comunista, se traduce siempre en una obsesión en procura de convencer de que la felicidad máxima del pueblo solo es posible en socialismo, rasgo notorio y permanente con la hipertrofia del aparato de propaganda estatal, con el único y perverso fin de vender el proyecto encarnado siempre en un caudillo o guía todopoderoso e intocable, para cuyo fin utilizan a más no poder la efigie, videos, mensajes, discursos y todo cuanto material sea necesario del fallecido hace dos años y medio Hugo Chávez, padre de la tragedia que vivimos millones de venezolanos. Esta dolorosa experiencia que venimos padeciendo desde hace años nos obliga a reflexionar definitivamente, por cuanto, pese a las dificultades vividas, se convirtieron en importantes lecciones que harán posible evitar a futuro las graves confrontaciones que sufre la democracia venezolana, y para alcanzar este objetivo es necesario afrontar con valor, valentía, sin miedo y temores los inmediatos retos que tenemos por delante. Uno de ellos la masiva asistencia a la “Toma de Caracas” el próximo 1° de septiembre en forma cívica, pacífica y constitucional, sin que importen las amenazas y confrontaciones que cínica y descaradamente han manifestado Maduro, Cabello y sus camaradas llamados colectivos, dispuestos a sabotear este acto del 1° de septiembre con una manifestación que realizarán el mismo día, con el más burdo y rayado pretexto: “Apoyar al régimen en su lucha contra la guerra económica, política y social generada por el imperialismo de Estados Unidos, Fedecámaras, burguesía parasitaria, pelucones (vocablo plagiado del presidente ecuatoriano Correa) y la oposición”.

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