«Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos». Simón Bolívar
sábado, 1 de junio de 2013
Vender el sofá
Reza un viejo cuento: "Un individuo, muy preocupado, le dice a su amigo -compadre, me da mucha pena pero tengo que decírselo, cuando usted todos los días sale de la casa para trabajar, su esposa le monta los cuernos en el sofá que usted tiene en la sala -¡eso lo arreglo yo!- le responde enfurecido el marido traicionado. Al día siguiente cuando se encuentran, el portador de la cornamenta exclama muy contento -¡compadre, ya está solucionado el problema!- -¿botó a la comadre?- pregunta el amigo, a lo cual el otro responde -¡no, vendí el sofá!-.
Lo anterior me hace recordar la muy difícil situación por la que atraviesa el actual gobierno, producto de sus propios yerros y omisiones:
escasez, inflación, independencia de los poderes públicos, control cambiario, inseguridad, desempleo, servicios públicos, vialidad, corrupción, vivienda, salud, pobreza, educación.
Aquí, muy bien cabría una parodia del viejo cuento: Al día siguiente cuando se encuentran, Nico, el de los problemas, exclama muy contento -¡compadre, ya está solucionado el problema!- -¿cambió a los ministros y directores?- pregunta el amigo, a lo cual el bartolo responde -¡no, le bajé la velocidad al internet!-.
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