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sábado, 19 de abril de 2014

Chavistas en el Imperio

LIBRO: CHAVISTAS EN EL IMPERIO Al descubierto las trampas del chavismo en Estados Unidos Las estrategias de Chávez se sustentaron en la política de chequera petrolera, que le abrió puertas e influencias en diversos escenarios WILFREDO CANCIO ISLA/ DLAmar abr 15 2014 21:08 La retórica antinorteamericana que esgrimió Hugo Chávez desde su llegada al poder en 1999 fue la pantalla ideológica para seducir a los sectores populares al mismo tiempo que connotados protagonistas de la revolución bolivariana encarnaban una conducta de doble rasero, involucrados en escandalosas inversiones y fraudulentos negocios en Estados Unidos. Chavistas en el Imperio, una exhaustiva investigación del periodista venezolano Casto Ocando, sustenta la tesis de que la élite chavista que se ha servido de una amalgama ideológica para comprar influencias, hacerse de propiedades y amasar fortunas en territorio estadounidense, amparados en acciones de espionaje, narcotráfico y vínculos con el terrorismo. “El balance del chavismo en su relación con Estados Unidos es una sucesión de trampas, tramoyas e hipocresía", dijo Ocando en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS. “Este es un libro de investigación, no de chismes ni especulaciones, que contiene las evidencias de lo que he podido probar, aunque hay una enorme cantidad de información adicional que está en proceso de comprobarse". El libro, de 545 páginas, resume más de 12 años de faena periodística de Ocando sobre los chavistas en Estados Unidos. Entrevista con Chávez En 1998 entrevisté a Chávez para un canal de televisión en Venezuela, cuando nadie se imaginaba su agenda real y pasaba como un tipo jovial, jocoso. En ese momento le oí decir por primera vez que tenía gente apoyándolo desde Miami. Comencé a investigar y descubrir que se había fundado en Tallahassee Fifth Republic Mouvement, una versión en inglés de su partido político Movimiento Quinta República. La habían registrado como una corporación estadounidense, con una directiva que respaldaban activistas como Eliécer Ruiz, quien hacia campaña a favor de Chávez en programas radiales. Ruiz fue el hombre de la campaña de Chávez en el sur de la Florida. Pero dos meses después de que Chávez dijo eso la entrevista, a Ruiz lo atraparon como miembro de una banda de traficantes de cocaína. Fue para mí una premonición de lo que iba a ocurrir con el chavismo. Cabildeo bipartidista El balance del chavismo en su relación con Estados Unidos, ha sido una historia de escándalos, corrupción, espionaje, tráfico de drogas, vínculos con el terrorismo. Pero la contradicción de Chávez es que para su cabildeo en Estados Unidos se apoyó en poderosos aliados republicanos y demócratas al mismo tiempo. A su lado tenían a una personalidad como Jack Kemp, un prominente republicano que congresista federal por Nueva York (1971-1989), secretario de Vivienda (1989-1993) y candidato a vicepresidente en la boleta republicana de 1996. Un ícono del conservadurismo. Al otro lado, en Boston, tenían como aliado a Joseph Kennedy, del clan de la familia Kennedy. Dinero a granel Chávez se gastó muchísimo dinero promoviendo su revolución bolivariana e interviniendo en asuntos internos de Estados Unidos mediante donativos de petróleo a comunidades pobres de Brooklyn y a indígenas en Alaska para enviar un mensaje a su favor. El criticaba que Washington apoyaba a los grupos de oposición en Venezuela y su gobierno le lanzó una guerra a Súmate porque había recibido 53.000 dólares de la NED, cuando Chávez se había gastado 350 millones en campañas en Estados Unidos. Boliburgueses en acción Es impresionante la cantidad de altos jerarcas del gobierno chavista con inversiones y propiedades en Estados Unidos. El caso de Alejandro Andrade es ilustrativo. Andrade era un asesor de la alcaldía de Caracas en 2000 y en ocho años pasó a convertirse en el tesorero nacional de Venezuela. Ahora tiene una fortuna que oscila entre 300 y 3,000 millones de dólares. Y está aquí, residiendo en Wellington. No se queda atrás la historia de Víctor Vargas, uno de los grandes banqueros de Chávez, con propiedades e inversiones en West Palm Beach. En Doral te sorprendería la cantidad de chavistas que integran la lista. Gonzalo Morales, por ejemplo, es familia de una alta magistrada venezolana y figura como dueño del lujoso restaurante Zielo de Coral Gables. La mejor definición de los chavistas es que son personas que piensan como Marx, mandan como Stalin y viven como Rockefeller. Chequera petrolera Todas las estrategias de Chávez se fundamentaron en la política de la chequera petrolera, que sirve para abrir puertas donde sea. El chavismo buscó además grupos y organizaciones para protegerse legalmente. Y los chavistas aprendieron a cómo burlar el sistema estadounidense, metiéndosele por las esquinas. El gobierno de EEUU tiene mucha información de las tropelías chavistas, pero por razones que no entiendo o porque sencillamente entre sus prioridades no está Venezuela, no actúa. En estos momentos hay una investigación abierta sobre Diosdado Cabello, con gran jurado procesándolo. Se quiere ir al pez más gordo y en medio del camino hay banqueros y testaferros que siguen aquí sin que los toquen. No ha habido una acción consistente y sistemática para establecer el origen de fortunas como la del financista Francisco Illaramendi, quien manejaba una cartera de 500 millones de los pensionados de PDVSA a través de una compañía en Connecticut que no estaba registrada. Cuando la Security Exchange Commission (SEC) lo descubre, interviene la compañía y halla que hay un hueco de 300 millones perdidos. El caso todavía está abierto. Pero el dinero se perdió. Mucha gente en Venezuela se pregunta por qué no hay más acciones contundentes para frenar esto, porque se trata de las fortunas de los chavistas que le dan un aire tremendo al régimen. Hay clanes con fortunas de 40,000 millones de dólares. Temor a sanciones Las sanciones que se están promoviendo desde Estados Unidos a raíz de la crisis en Venezuela tienen nerviosos a muchos chavistas. Venezuela es un tema de dinero y de intereses, nadie está dispuesto a morir por la revolución bolivariana. Es difícil hacer una predicción de futuro, pero todo va a depender de hasta cuándo alcance el dinero. El chavismo es un tema de alianzas muy frágiles y circunstanciales, ningún empresario o militar va a dar la vida por un personaje como Nicolás Maduro. Y Maduro usa la represión porque no tiene otra manera de convencer a nadie. No solo es la represión abierta en las calles, sino también a los empresarios, buscando lealtades a través de la extorsión. Porque si no hay dinero, no perdurará el chavismo. Chavistas en el Imperio está a la venta en las librerías de Miami y puede adquirirse además a través de amazon.com Habrá una presentación especial en la librería Books & Books de Coral Gables el próximo 5 de junio, a las 7:30 p.m.

martes, 8 de abril de 2014

Estados forajidos

Los Estados forajidos Publicado Septiembre 13, 2013 Por: Fernando Facchin B. Los “Estados forajidos” son definidos como aquellos que tienen gobiernos fracasados, que permiten la violación de los DDHH al igual que la violación del imperio de la ley y son incapaces de sostener el orden legal interno, de suministrar eficientes servicios públicos, manipulan la administración de justicia, impiden la cohesión social, carecen de legitimidad democrática y rendición de cuentas y tienen debilidad económica, política y social para mantener la gobernabilidad, actúan bajo la égida del “derecho de policía” y aplicación del terrorismo de Estado, quedando inmersos en la corrupción y el crimen organizado. Cuando un gobierno apela al uso indiscriminado de la violencia para imponer su hegemonía está dando claras muestras de su decadencia. No es un hecho desconocido que detrás de todo gobierno forajido hay un gobierno de facto que convierte la capacidad de maniobra política en un simple remedo de presidencia; en una especie de tutela presidencial, donde la majestad de la Presidencia de la República pierde su razón de ser por causa de la pérdida de liderazgo. Los gobiernos forajidos temen a las libertades ciudadanas y a los DDHH. Temen a las ideas, a la prosperidad del país, pero sobre todo tiemblan ante la inteligencia de los ciudadanos; quieren crear sociedades que piensen y actúen como ellos, leales a ellos, por eso reprimen y exterminan a los que piensan diferente. Ante esos temores, los gobiernos forajidos pierden la perspectiva de la conducción del Estado, se llenan de enfermizas mitomanías y no pasan de hacer el ridículo. En el fondo, el sentido de poder eterno crea una cobardía manifiesta y lo peor que hacen es agravar la crispación social y la inestabilidad política. Generalmente los ciudadanos en un Estado forajido no perciben la magnitud y profundidad del proceso de corrupción gubernamental, ni el grado de deterioro moral de la cúpula gobernante y la responsabilidad presidencial en esta peligrosa y alarmante situación, donde al igual que en las organizaciones gansteriles, los cogollos corrompidos se dividen entre sí el país y las actividades ilícitas llamadas a reportarles a ellos y a sus socios grandes sumas de dinero. En este contexto, con gobiernos forajidos, no hay presente ni futuro para el país y las crisis tienden a tornarse insoportables y explosivas. El desarrollo sustentable no se alcanza pensando en llegar a acuerdos con los responsables de tantas atrocidades contra los derechos del pueblo y contra el patrimonio de la nación. Se requieren instituciones, realmente democráticas, honestas, guiadas por el bien común. En definitiva, el régimen nacido de la infortunada sucesión está muerto y todavía no se ha enterado, por ello siempre se refiere a un país que ya no existe en la realidad. La calidad de las instituciones es lo que realmente hace que las naciones tengan éxito o fracasen. Lo más lamentable es que la capacidad de aguante de los venezolanos es infinita y quienes nos gobiernan lo saben. El prócer cubano José Martí, amante hasta la muerte de las libertades públicas y los DDHH, dijo: “No hay espectáculo, en verdad más odioso que el de los talentos serviles”. Ffacchinb@gmail.com

domingo, 6 de abril de 2014

Juristas del horror

Insolente ignorancia Escojan ustedes, señores de la Sala Constitucional, la destitución de María Corina Machado es un acto de ignorancia o un artero desconocimiento de la voluntad popular. Ahí se los dejo, "juristas del horror" LUIS CHUMACEIRO Nada más cierto, la ignorancia es insolente. Lo afirmo señalando al nunca bien ponderado teniente Diosdado Cabello, último intérprete de la Constitución, de acuerdo con criterio reciente y vinculante de la Sala Constitucional. Conste que no lo llamo capitán porque, si fuera cierto eso de su ascenso siendo diputado, habría perdido su condición de parlamentario. Esto de acuerdo con el viejo aforismo: "Ki sa ki nan bon pou fi kodenn la se yon bon bagay pou gobbler"; que, en una traducción de esa lengua muerta que es el carupanero antiguo que me trasmitió mi abuela,dialecto habitual de las familias de la Petaca, se traduciría: "lo que es bueno para la pava es bueno para el pavo". Me explico, igual que lo hago en el curso de "interpretación constitucional" que doy en el doctorado. Efectivamente, es un error trabajar la Constitución con los mismos criterios de literalidad que se interpreta la ley. Para entenderla, el método más importante es el histórico contextual porque su justificación se encuentran en las raíces semánticas y su evolución histórica. Sépanlo, muchachas y muchachos de la Sala Constitucional, esa norma que le aplicaron a María Corina está desde siempre en nuestra Constitución real. En 1811, era el artículo70 que disponía: "Ninguno de ellos (los parlamentarios), durante el tiempo para que ha sido elegido, y aunque no esté en ejercicio de sus funciones, podrá aceptar empleos ni cargo alguno civil que haya sido creado o aumentado en sueldos o emolumentos durante el tiempo de su autoridad legislativa". En 1830, año inaugural de la República, eran dos artículos, el 82: "El ejercicio de cualquiera otra función pública es incompatible, durante las sesiones, con las de Representante y Senador"; y el 85:"Durante el periodo de sus destinos no podrán los Senadores y Representantes admitir empleo del Poder Ejecutivo, sino el ascenso (errata) de escala en su carrera". ¿Por qué se establecían estas reglas? Un parlamentario está para controlar al Ejecutivo y se quería evitar que los compraran con cargos públicos. Esta justificación, la cual tampoco es nuestra sino que nos viene de la tradición anglosajona, resulta muy difícil de entender para quienes nunca han cumplido su función contralora; al permitir el inusitado endeudamiento público y la renuncia a la cláusula de jurisdicción para que sean nuestros propios tribunales los que juzguen las controversias que surgen de los contratos de interés nacional. Desde siempre, el concepto de cargo público es el de una función permanente en el ámbito interno. Fíjense ustedes, muchachones entogados y uniformados de rojo, en la cuenta de la sesión del 8 de mayo de 1830 del Congreso Constituyente, momento inaugural de nuestra verdadera República, consta que se decidió la incompatibilidad de Secretario de despacho Ejecutivo con la de diputado al Congreso, sea Constituyente o legislativo. Esto se hizo así porque el diputado Diego Bautista Urbaneja era Secretario de Hacienda y Relaciones Exteriores y Miguel Peña del Interior y Policía. Situación similar se produjo con el General Carlos Soublette, Secretario de Guerra y Marina (cfr. Acta 13-530). Los dos últimos tuvieron que renunciar para poder ejercer la diputación, el otro nunca la ejerció. Posteriormente, se excepcionaron cargos asistenciales, académicos, electorales y accidentales porque no habían suficientes médicos, docentes y otros profesionales en el país. La prerrogativa de inviolabilidad impide que al declarar ante cualquier instancia internacional la diputada cometa delito, ya que no es responsable por votos u opiniones emitidos en el ejercicio de su función; y al denunciar la barbarie de este régimen estaba cumpliendo con su deber. Es verdad, no pidió permiso para ocupar accidentalmente un espacio en la OEA, yo tampoco lo haría en estas circunstancias; pero la Constitución no trae sanción alguna a tal incumplimiento. Además, el ordinal 23 del artículo 187 prevé que "la separación temporal de un diputado o diputada sólo podrá acordarse por el voto de las dos terceras partes de los diputados y las diputadas presentes". De manera que, si para suspender a un parlamentario expresamente se requiere una mayoría calificada, mucho menos podía Diosdado destituirla. Escojan ustedes, la destitución de María Corina es un acto de ignorancia o un artero desconocimiento de la voluntad popular. Ahí se los dejo, "juristas del horror". @luischumaceiro